Seguramente has escuchado acerca de, “Gambito de Dama” (The Queen’s Gambit) ha causado cierto revuelo desde su estreno en Netflix el 23 de octubre. Esta miniserie de siete episodios nos transporta al fabuloso y complejo mundo del ajedrez… siguiendo a la niña y luego a la joven Beth Harmon, en su descubrimiento y ascenso en las esferas más altas de este apasionante juego. Esta historia situada entre los años 1950-1960, adapta los hechos narrados en la novela homónima de Walter Tevis, publicada en 1983.
Con un comienzo dramático y la llegada de la pequeña Beth al orfanato, vemos a la solitaria niña descubrir en el sótano una partida de ajedrez del conserje, quien le enseña las reglas y juega con ella partida tras partida. A lo largo de los años, Beth perfeccionará su dominio del arte del ajedrez, ganando torneo tras torneo, llevándola a competiciones internacionales, incluidas las de Moscú, el santo grial del ajedrez…
“Gambito de Dama» por su formato de miniserie, puede darse el lujo de darlo todo en su única temporada, sin preocuparse por lo que sucederá luego. La emoción en los episodios, cual secuencias de una película, aumenta paulatinamente, mientras la joven aprende ajedrez y comienza su ascenso meteórico.
El ambiente gris y polvoriento del orfanato de los primeros episodios está muy bien transmitido al igual que la adolescencia inicialmente aburrida de una Beth que no se interesa más por la ropa y los zapatos que por los fracasos. Es así que logra adentrarse en este despiadado mundo de competencia donde Beth debe convertirse en campeona y gran maestra, siendo una mujer huérfana en este mundo de hombres que juegan un juego de élite. ¿Qué espectador no se habrá apegado a ella? ¿A esta joven fría pero conmovedora?
Con una interpretación magistral de Anya Taylor-Joy, nos muestra en The Queen’s Gambit un perfecto retrato de las dificultades sociales de la época, la frialdad, concentración e indiferencia de su personaje. Bill Camp y Moses Ingram, quienes interpretan respectivamente a los primeros conocidos de la infancia de Beth, que son el conserje Sr. Shaibel y la joven huérfana afroamericana Jolene, muestran interpretaciones tan cuidadosas y creíbles. En cuanto a los ajedrecistas, Harry Melling, decididamente en medio de un relanzamiento de carrera, para nuestra gran satisfacción, interpreta al tímido Beltik con gran precisión, al igual que Thomas Brodie-Sangster, dando vida a Benny, tan apasionado por el ajedrez como él mismo.
Si a eso le sumamos una impecable puesta en escena dirigida por Scott Frank, algunas partes del juego se muestran más que otras, siempre con diferentes ángulos de cámara y diferentes tableros de ajedrez para no cansarnos, un perfecto equilibrio entre la vida personal de Beth y la conquista del juego, acompañando música bien creada por Carlos Rafael Rivera, decorados y vestuario cuyos acentos y tonos colorean la imagen.